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Las vacunas causan autismo.

  • Francisco Montaño
  • 1 dic 2015
  • 1 Min. de lectura

Este fue un mito que surgió de un estudio ahora desacreditado, que fue publicado en The Lancet, una revista médica británica, en la que el médico Andrew Wakefield vinculaba al autismo con las vacunas infantiles.


El estudio de 1998 fue adoptado por padres de niños con autismo, quienes señalaban que las tasas de autismo aumentaban mientras la ocurrencia del sarampión, paperas y rubeola disminuían drásticamente. El movimiento antivacunas ganó seguidores cuando la actriz Jenny McCarthy y otras celebridades se unieron a la causa.


La mayoría de los coautores de Wakefield retiraron sus nombres del estudio en 2004 después de enterarse de que le había pagado un bufete de abogados que tenía la intención de demandar a fabricantes de vacunas.

El mismo año, el Instituto de Medicina de Estados Unidos revisó evidencia de este país, Dinamarca, Suecia y Reino Unido y no encontró conexión entre las vacunas y el autismo.


Alrededor de 2010, otra revista médica británica concluyó que el estudio de Wakefield falsificó o alteró los historiales médicos de todos los 12 pacientes cuyos casos formaron la base de su estudio.


 
 
 

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